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"La represión en Cuba: un castigo transversal contra la sociedad y la verdad"
Por: Perseo Sandoval
La represión en Cuba no distingue género, raza, religión ni condición social. Para cualquier ciudadano, disentir del dictado del Partido Comunista se convierte en un delito, o en varios que puede llevar directamente a la cárcel, a sufrir golpizas, mutilaciones o incluso el destierro.
No importa si eres mujer, afrodescendiente, activista, periodista independiente o simplemente un cubano de a pie: la represión, como principal herramienta de control social, se aplica de manera uniforme contra todos. El régimen ha convertido el miedo en política de Estado, y la violencia en lenguaje cotidiano.
Un ejemplo vivo es Berta Soler, líder de las Damas de Blanco, atacada no solo por su pensamiento crítico y frontal contra el régimen, sino también por ser mujer y negra, tres condiciones que la dictadura desprecia con especial saña. Pero no se trata únicamente de figuras visibles: muchas otras mujeres, simples ciudadanas sin vínculos con organizaciones dentro o fuera de la isla, han sido encarceladas o castigadas por el simple hecho de salir a protestar o exigir luz, agua y comida para sus hijos.
La represión en la Mayor de las Antillas funciona bajo una lógica de transversalidad social, imprimiendo miedo y sumisión en cada rincón de la población. Es un mecanismo que busca quebrar la esperanza y perpetuar el silencio.
"El papel de los periodistas independientes"
En este escenario, los periodistas independientes se han convertido en una de las principales amenazas para el régimen. Su labor consiste en documentar lo que el poder intenta ocultar: las detenciones arbitrarias, la censura, la pobreza utilizada como mecanismo de control. Cada artículo, cada fotografía, cada testimonio difundido en redes sociales es un acto de resistencia que desafía la narrativa oficial.
Por esa razón, los periodistas son perseguidos con especial saña: se les confiscan equipos, se les bloquea el acceso a internet, se les encarcela o se les obliga al exilio. Sin embargo, su trabajo es vital para que el mundo conozca la magnitud de la represión y para que los propios cubanos encuentren un espejo de su realidad.
"Conclusión"
La represión en Cuba es un castigo transversal que busca someter a toda la sociedad. Pero también es un recordatorio de que la verdad, aunque perseguida, sigue encontrando caminos para expresarse. La labor de los periodistas independientes y la valentía de ciudadanos como Berta Soler son pruebas de que la memoria y la denuncia no pueden ser borradas.
El régimen apuesta por el miedo, pero la resistencia apuesta por la verdad. Y en esa batalla, cada palabra escrita y cada voz alzada son un golpe contra el silencio impuesto.
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