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Intelectuales de Cuba
“Peregrinos de Esperanza: la palabra que despierta a Cuba”
Por: Diana Mendiluza Díaz
Vicepresidenta Asociación Raíces de Esperanza en España
En medio del dolor nacional y el profundo deterioro cívico que atraviesa Cuba, el reciente mensaje de los obispos católicos, titulado “Peregrinos de Esperanza”, irrumpe como un llamado de conciencia colectiva. No es solo una exhortación espiritual, es una interpelación moral, una crónica del sufrimiento cotidiano y una declaración profética que llama, con firmeza y ternura, a renovar el alma herida de la nación.
El mensaje propone una mirada distinta. Lejos de los discursos oficialistas de consigna, los prelados hablan de la verdadera realidad que vive el pueblo de Cuba, de la situación eléctrica, de hambre, de tristeza, de falta de libertades. Nombran lo que muchas veces se quiere callar: que muchos cubanos buscan comida en los contenedores, que otros no pueden dormir por los apagones, que la juventud emigra no por falta de patriotismo, sino por exceso de desesperanza.
La Iglesia opta por mantener la esperanza activa. Una esperanza que nace del deber ético de no rendirse. De reconocer que los pueblos no se salvan desde la imposición, sino desde la reconciliación. Los obispos lo dicen con claridad: “es necesario abrir un clima” donde se puedan impulsar “cambios estructurales, sociales, económicos y políticos”. En Cuba, donde toda reforma se ha reducido a simulacro, esta afirmación tiene un peso particular.
Este mensaje es para todos: creyentes y no creyentes, gente de dentro y fuera, de izquierda o de derecha. Esa es una de sus mayores virtudes “su universalidad”. Al invocar la diversidad como riqueza, y al denunciar la exclusión como obstáculo, los obispos trazan el contorno de una reconciliación posible. Una reconciliación que no pide olvido, pero que tampoco se cimenta en la venganza.
El mensaje episcopal lógicamente no es un programa de gobierno; pero sí una hoja de ruta moral. Invita a tender puentes, a dialogar, a reconocer el sufrimiento sin convertirlo en bandera. Pide que no tengamos miedo; y eso, en un país donde el miedo ha sido durante años el pegamento del poder, es una frase profundamente transformadora.
Porque al final, la verdadera lucha que se libra hoy en Cuba es entre la resignación y la esperanza. Entre quienes insisten en mantenerse en el poder, y quienes se atreven a imaginar un país distinto. Entre los que imponen el silencio, y los que, con voz tenue pero firme, se niegan a callar.
Hoy más que nunca, “Cuba necesita abrir caminos nuevos”, caminos que no se impongan desde el poder, sino que broten del corazón de un pueblo que, aun golpeado por la escasez y el silencio, se niega a renunciar a su dignidad y a la libertad. El mensaje de los obispos no ofrece atajos ni consignas, nos invita a perseverar en la fidelidad a lo que somos y soñamos para nuestra nación.
Foto: unsplash.com
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