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La responsabilidad Gubernamental en la pandemia Silenciosa, "La Violencia contra la mujer"

Desde la Redacción de #CubaHoy

La crisis de feminicidios en Cuba y América Latina revela una responsabilidad directa de los Gobiernos: la falta de acción estatal convierte cada asesinato en un crimen político.  


 Magnitud global y regional

En 2024, la ONU registró 83.000 mujeres y niñas asesinadas en el mundo, de las cuales 50.000 murieron a manos de sus parejas o familiares. En América Latina y el Caribe, la CEPAL contabilizó 3.828 feminicidios en 26 países, lo que equivale a 11 mujeres asesinadas cada día. México concentró el 22% de los casos regionales, con 852 feminicidios en un solo año.  


El caso cubano

Cuba ocupa un lugar alarmante en este mapa de violencia:  

- 76 feminicidios fueron reconocidos oficialmente por el régimen en 2024, de los cuales 55 fueron cometidos por parejas o exparejas.  

- Sin embargo, los observatorios independientes Alas Tensas y Yo Sí Te Creo en Cuba documentaron 56 feminicidios confirmados en el mismo año, evidenciando el subregistro y la falta de transparencia estatal.  

- La CEPAL situó a Cuba como el cuarto país con mayor tasa de feminicidios en América Latina en 2024 (1,4 por cada 100.000 mujeres).  


Ejemplos concretos

- En noviembre de 2024, Diosdeisis Sandoval Damas, madre de 28 años en La Güinera (Arroyo Naranjo, La Habana), fue asesinada brutalmente por su expareja en plena vía pública, frente a testigos que intentaron auxiliarla.  

- En diciembre de 2024, Yiliannis Bueno Espinosa, de 29 años, fue asesinada en Santiago de Cuba por un conocido, según el registro de Alas Tensas.  

Estos casos muestran cómo la violencia ocurre en espacios cotidianos, sin que el Estado garantice protección efectiva.  


 Responsabilidad política

El feminicidio en Cuba y la región no es solo un crimen social: es un crimen político. Los Gobiernos son responsables porque:  

- Ocultan o minimizan cifras, invisibilizando el problema.  

- No garantizan sistemas de denuncia seguros, dejando a las víctimas expuestas.  

- No financian refugios ni programas de apoyo, trasladando la carga a organizaciones independientes.  

- No transforman las normas culturales que perpetúan el machismo.  


 Conclusión

La violencia feminicida se puede prevenir, pero requiere voluntad política real. Cada Gobierno que no actúa con firmeza frente a esta crisis se convierte en cómplice. En Cuba, donde la sociedad civil independiente ha tenido que suplir el silencio oficial, la urgencia es doble: sin transparencia ni acción estatal, las mujeres siguen desprotegidas y los feminicidios continúan impunes.  

El silencio mata. La acción salva vidas.


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