"La violencia de género en Cuba: una crisis silenciada y una lucha pendiente".

Por: Zelandia Pérez Abreu 


Cuba es conocida en el mundo por sus paisajes paradisíacos, su rica cultura y su historia revolucionaria. Sin embargo, detrás de la fachada turística y los discursos políticos se oculta una realidad oscura: la falta de libertades, la represión, la negación de derechos humanos y una constante amenaza de violencia para aquellos que osan cuestionar el régimen. Esta opresión no es exclusiva de un grupo social, pero uno de los sectores más vulnerables es, sin duda, la mujer. En un contexto donde la represión se ha convertido en una herramienta sistemática para el control social, la violencia de género se ha institucionalizado, dejando a millones de mujeres en una situación de total vulnerabilidad. Este ensayo tiene como objetivo exponer cómo la violencia contra las mujeres en Cuba no solo persiste, sino que ha sido ignorada y minimizada por las autoridades, así como el esfuerzo de organizaciones de la sociedad civil para visibilizar y frenar esta grave crisis.


"La violencia de género como herramienta de control social".


El régimen cubano, conocido por su férreo control sobre la sociedad, ha utilizado la violencia de género como una forma de mantener el orden y la sumisión. En Cuba, la represión no se limita únicamente a las manifestaciones políticas, sino que también afecta la vida privada de sus ciudadanos, especialmente de las mujeres. La violencia física, psicológica y sexual contra las mujeres no solo se ha mantenido impune, sino que se ha normalizado en la vida cotidiana de las cubanas. Esta situación se ve reflejada en el número alarmante de feminicidios, más de 270 desde 2019, una cifra que muestra la magnitud de la crisis.


El feminicidio, como manifestación extrema de violencia de género, ha sido especialmente invisibilizado por el régimen. No solo la falta de legislación adecuada contribuye a la perpetuación de esta violencia, sino también la falta de un sistema judicial que castigue de manera efectiva a los agresores. Las autoridades cubanas, lejos de abordar el problema, se han mostrado indiferentes ante las denuncias de las organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres, dejando a las víctimas y a las sobrevivientes a su suerte. Esto refleja una clara falta de voluntad política para garantizar la protección y los derechos de las mujeres cubanas.


"La apatía institucional frente a la violencia de género".


A pesar de los esfuerzos de diversas organizaciones, como la Alianza Cubana por la Inclusión (ACI), Red Femenina de Cuba, y Yo sí te creo en Cuba, la respuesta del gobierno cubano ha sido, en el mejor de los casos, indiferente, y en el peor, represiva. Estas organizaciones han denunciado constantemente la violencia que sufren las mujeres cubanas y han propuesto la creación de leyes integrales para protegerlas. En septiembre de 2019, la ACI lanzó la campaña “Unidas por Nuestros Derechos”, con el objetivo de instar a las autoridades a legislar sobre la violencia de género e incorporar el feminicidio como un delito dentro del código penal cubano. Además, solicitaron que se creara una base de datos nacional que registrara estos delitos, permitiendo un seguimiento efectivo de los casos y el castigo de los responsables.


A pesar de estas iniciativas, las autoridades cubanas no solo desoyeron las demandas, sino que continuaron con la estrategia de criminalizar y acosar a los defensores de los derechos humanos. Las organizaciones que abogan por los derechos de las mujeres han sido constantemente hostigadas, sus líderes detenidos y sus propuestas ignoradas, mientras las cifras de violencia continúan creciendo.


"El impacto devastador de la violencia de género en las mujeres y niñas cubanas"


La violencia de género en Cuba no es solo una cuestión de estadísticas frías; detrás de cada cifra hay una vida destruida. Las mujeres cubanas no solo sufren la violencia física y psicológica en sus hogares, sino que también enfrentan una constante marginalización en todos los ámbitos de la vida pública. La ausencia de políticas efectivas para erradicar la violencia de género perpetúa un ciclo de sufrimiento, que se transmite de generación en generación, dejando a muchas mujeres atrapadas en una espiral de abuso sin esperanza de salida.


El feminicidio, que ha alcanzado cifras alarmantes, no solo refleja la violencia extrema, sino también la falta de protección institucional. Cada año, más mujeres y niñas pierden la vida en manos de sus agresores, y la impunidad sigue siendo la norma. Las estadísticas de los feminicidios muestran una tendencia alarmante, con un promedio de más de 60 muertes al año, muchas de ellas sin justicia. La invisibilidad de estos casos y la falta de condenas ejemplares muestran una sociedad en la que la vida de las mujeres parece no tener valor.


"La resistencia y la lucha por la justicia"


A pesar de la represión estatal y la indiferencia institucional, las mujeres cubanas continúan luchando por sus derechos. Las organizaciones no gubernamentales, como las mencionadas anteriormente, siguen haciendo un llamado a la comunidad internacional para que se visibilice la crisis de violencia de género en Cuba. A través de sus campañas y registros de feminicidios, intentan romper el silencio impuesto por el régimen y ofrecer una plataforma para las voces silenciadas.


Es urgente que la comunidad internacional se solidarice con las mujeres cubanas en su lucha por la justicia y la igualdad. La violencia de género no solo es un problema de Cuba, sino un desafío global que requiere la colaboración de gobiernos, organizaciones civiles y ciudadanos para erradicarla. La denuncia constante de la sociedad civil y la presión internacional son fundamentales para que se implemente una legislación efectiva que proteja a las mujeres y castigue a los agresores.


La violencia de género en Cuba es un problema sistémico, que va más allá de los casos aislados o de las estadísticas frías. Es una manifestación de un sistema opresivo que ha silenciado las voces de las mujeres durante décadas. A través de la represión, la falta de leyes efectivas y la indiferencia institucional, el régimen cubano ha permitido que la violencia contra las mujeres se perpetúe sin freno. Sin embargo, la lucha de las organizaciones civiles y la resistencia de las mujeres cubanas ofrecen una luz de esperanza en medio de la oscuridad. Es fundamental que la comunidad internacional continúe apoyando a las mujeres cubanas en su lucha por sus derechos y que se exija al gobierno cubano que actúe con urgencia para erradicar esta plaga social.



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