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"La Urgencia de un Referéndum Revocatorio en Cuba".

Por: Liberado D' Armas

En el contexto actual de la República de Cuba, cada vez se hace más evidente la necesidad de una acción democrática profunda y transformadora. Para todo cubano digno, el llamado a un referéndum revocatorio contra el actual presidente Miguel Díaz-Canel no es solo un clamor popular, sino una exigencia legítima basada en su mal desempeño, su traición reiterada al pueblo cubano y la violación sistemática de la Constitución de 2019.

Esta Constitución, aunque cuestionada por no representar en su totalidad la voluntad soberana del pueblo, fue aprobada con la promesa de sentar las bases de un nuevo marco legal y político en el país. Sin embargo, en lugar de encaminar a la nación hacia un proceso de apertura democrática, ha servido de instrumento para perpetuar el control del Partido Comunista sobre todos los órganos de poder, dejando aún más sombras que luces en el horizonte político cubano.

La Asamblea Nacional del Poder Popular, teóricamente el máximo órgano legislativo de la nación, ha demostrado ser un simple apéndice del Partido Comunista. No legisla, no delibera, no representa. Actúa como un cónclave que simplemente ratifica las decisiones de una élite desconectada del sentir popular. La disolución de esta Asamblea no solo es necesaria, sino urgente, si se desea avanzar hacia un verdadero proceso de democratización.

En su lugar, un gobierno provisional que responda a los intereses de la mayoría y convoque a una Asamblea Constituyente plural, permitiría refundar la nación sobre nuevas bases: con separación de poderes, respeto a los derechos humanos, elecciones libres y una institucionalidad que garantice la soberanía del pueblo, no del partido.

Uno de los actos más recientes y alarmantes de esta élite gobernante ha sido la aprobación inconsulta de una propuesta que permite a los históricos responsables del desastre nacional acceder nuevamente a altos cargos de dirección. Esta medida no solo carece de legitimidad popular, sino que es una afrenta a la dignidad nacional y un acto de alta traición a la patria. Se trata de un intento por perpetuar la impunidad y cerrar cualquier vía de renovación política en Cuba.

Es tiempo de poner fin a esta espiral de abuso y represión. La historia exige cambios, y esos cambios deben venir de la mano del pueblo, no de una élite anquilosada en el poder.

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