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EL EFECTO REVITALIZADOR DE PRE-VER EL FUTURO

Por Dagoberto Valdés Hernández 

Lunes, 14 de julio de 2025


El decadente presente de Cuba muere. Esta agonía se alarga, se agrava, se aferra al pasado y da la orden de impedir el amanecer. Pero todos sabemos que eso es imposible. Nada ni nadie puede detener al nuevo día.


Lo que está sucediendo en Cuba hoy es que están intentando tapiar hasta la última ventana, asegurando las trancas de todas las puertas, taponeando las rendijas que dejan pasar las primeras luces del amanecer. Pero, aún en el búnker más hermético es imposible impedir la libertad de la luz. Esta cerrazón desesperada solo conduce a la libertad. Porque la libertad que crece en el corazón de cada ser humano, de todas formas se abrirá paso. La libertad vendrá si abren y la libertad vendrá si cierran.


Lo peor es cuando, a esa obsesión desesperada de alargar la noche, se une la absurda obstinación de muchos cubanos de taparse los ojos para no ver lo que ya está pasando. Lo más incomprensible de este lúgubre encierro no es que intenten taponear las rendijas, sino que cada cubano persista tozudamente en ponerse una banda oscura en los ojos del alma. “No hay peor ciego que el que no quiere ver”.


Esta es la verdadera causa del pesimismo irremisible y contagioso. Se parece mucho a la “piadosa” venda de quien no quiere ver su propia muerte. El pesimismo pertinaz no siempre nace de la oscuridad circundante, sino de la negativa perniciosa de no querer ver las rendijas de luz. Incluso, el pesimismo va más allá en la degeneración de la voluntad cuando la persona se acomoda a la oscuridad, cuando se domestica a sobrevivir dando tumbos en la noche, cuando permite que las tinieblas penetren en el alma, cieguen la inteligencia, apaguen los sentimientos y aflojen la voluntad.


Entonces, el ser humano le teme a la luz, le tiene miedo a que el amanecer lo obligue a despertar, a levantarse, a salir a la intemperie y a tener que trabajar, y comprometerse con la construcción de la nueva casa… ¡con lo cómodo y “seguro” que se sentía en el encierro de las tinieblas! Por esta perversa trampa Cuba sufre el retardo del amanecer de la libertad.


*En “pre-ver” está la esperanza*


Según el Diccionario de la Lengua Española, “prever” tiene los siguientes significados: Ver algo con anticipación. Adelantarse a los acontecimientos. Prefigurar. Otear el horizonte para prepararlo y para prepararse. Pre-ver es ver antes.


Hay un filme chileno del 2012, dirigido por Pablo Larraín, que narra la transición en Chile con el plebiscito constitucional del 5 de octubre de 1988. La película se llama “NO” y la recomiendo, no tanto por constatar que se puede aprender a decir “no”, sino y sobre todo por el debate que se establece entre las dos estrategias que asumió la oposición chilena a la dictadura. Unos consideraban que el acento de la campaña debía ponerse en la denuncia de la represión y de las violaciones de los derechos humanos. La otra variante, que defiende el protagonista, es que se ponga el acento en la visión de cómo sería Chile si se avanza hacia la libertad, destacando el cambio positivo que ocurrirá en la vida de cada chileno. Esta actitud propositiva se resume en el estribillo de la canción que animaba la campaña antes del plebiscito y que dice: “¡Chile, la alegría ya viene!”


Al final, ninguno pretende ni posponer, ni excluir, a la otra alternativa. Van juntos la denuncia y el anuncio, como siempre ocurrió en los grandes profetas bíblicos. Denuncias sin propuestas no tienen futuro ni esperanza. Propuestas sin denuncias no tienen justicia ni memoria. Y no todos tenemos que hacerlo todo: Aquí radica el pluralismo y la riqueza de la diferenciación de roles en la sociedad civil. Unos grupos ponen su empeño en la denuncia, aunque ella misma sugiere la propuesta. Otros se empeñan en proponer aunque toda propuesta nueva presupone la denuncia de lo viejo.


Cuba necesita vislumbrar ese futuro libre, próspero y democrático, pero no en abstracto sino pensando, concretando, previendo, lo que ese futuro significará en la existencia de cada uno, concretamente en el proyecto de vida de cada cubano. Esto es de vital importancia y de total eficacia.


No se trata de ilusiones, ni de alucinaciones, ni de utopías inalcanzables. Se trata de alzar la vista, otear el horizonte, prever las posibilidades reales en mi vida y la de mi familia y prefigurar cómo sería mi vida teniendo todas esas posibilidades, libertades y oportunidades.


Lo he experimentado en el plano personal haciendo este ejercicio con mis amigos a los que les he sugerido lo siguiente: imagínate ¿qué harías con tu vida si Cuba cambia? ¿Cuál sería tu proyecto de vida? ¿Cómo usarías tu libertad y tu responsabilidad para labrarte tu propia existencia? Y esto lo he experimentado con adolescentes, con jóvenes, con adultos e incluso con personas mayores de 80 años. A todos se les han iluminado los ojos del cuerpo y del alma. Incluso a aquellos en los que la primera reacción es “la inercia de la venda en los ojos”, la reacción acomodaticia y pesimista del que dice: “¡Ay, la vida está muy dura, no estoy para soñar, no me gustan las «utopías»! ¡Esto nunca va a cambiar, desmaya eso!”… Pero, solo basta insistir en concretar cómo sería su vida si eso fuera posible… e inmediatamente renace la esperanza. Una esperanza realista. No una nueva alienación que huye de la realidad. Es precisamente la realidad que estamos viviendo la más contundente verdad de que esto tiene que cambiar.


Lo hemos experimentado también cuando un grupo de pensadores cubanos, de la Isla y de la Diáspora, nos hemos empeñado en ponernos a pensar Cuba, a estudiar las posibilidades de futuro, a proponer alternativas viables para renovar cada sector de la vida de la nación. En pleno ejercicio del Centro de Estudios Convivencia he podido constatar evidentemente cómo despierta la creatividad, cómo surgen las propuestas, cómo se edifican los consensos, cómo se levantan los ánimos y cómo crece la esperanza.


La alegría vendrá también para Cuba. La luz está dentro de cada cubano, basta abrirle vitrales a la libertad de la luz.


*Propuestas*


1.⁠ ⁠Hagamos la prueba de estimular en nuestros amigos y conocidos ese levantar la vista, ese vislumbrar el proyecto de su vida cuando se abran las posibilidades y oportunidades. Si logramos que cada cubano piense seriamente cómo sería su vida y la de su familia en una Cuba libre, nos asombraríamos de cómo se revitaliza su presente y cómo se empeñaría en el cambio. Cómo, en fin, crecería su esperanza realista y su compromiso con el futuro de Cuba. No le tengamos miedo al pre-ver, a lo que debemos temer es al no ver.


2.⁠ ⁠No basta hacer este ejercicio solo en el plano personal. Cuba necesita prever su futuro para no improvisar, para no regresar el pasado, para evitar que el futuro sea el engendro de lo peor del capitalismo con lo peor del socialismo. 


Cuba necesita pensamiento, visión y propuestas para que su futuro sea mejor que el pasado y diferente de este agónico presente. 


El Centro de Estudios Convivencia (www.centroconvivencia.org/propuestas) lleva diez años pensando Cuba y adelantando, con propuestas concretas, su porvenir libre, próspero y feliz.


Hasta el próximo lunes, si Dios quiere.



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